magical phoenix

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Flames of Jubilation

por Bill Tiepelman

Llamas de júbilo

En el corazón del Bosque Siempre Brillante, donde los árboles susurraban secretos más antiguos que las estrellas y el aire latía con una magia silenciosa, vivía una criatura de alegría sin límites. Su nombre era Lyra , un espíritu de fuego nacido de la primera chispa de la creación misma. Con un cabello ardiente que bailaba como un infierno salvaje y plumas que brillaban con los colores del amanecer, Lyra era la encarnación viviente de la celebración. Pero no cualquier celebración: la suya era un júbilo nacido de la esperanza, la renovación y la risa que surge después de sobrevivir a la noche más oscura. Lyra no era solo un duende de llamas; era un faro para todas las almas perdidas que vagaban por el Bosque Siempre Brillante en busca de algo que no podían nombrar. No sabían qué los atraía hasta allí, tal vez el destello de sus llamas entre los árboles o el calor que se filtraba en sus corazones a medida que se adentraban en el bosque, pero de alguna manera, todos encontraron el camino hacia Lyra. Y cuando lo hicieron, encontraron más de lo que esperaban. El sanador que ríe —Oh, tú —decía Lyra, riendo alegremente mientras flotaba hacia otro viajero cansado. Su risa no era del tipo tranquilo y educado, sino del tipo de risa profunda que te hace arrugar el rostro y te sacude desde lo más profundo y te hace preguntarte por qué habías dejado de reír en primer lugar. —¡Parece que te vendría bien un poco de luz! —exclamaba, mientras sus ardientes alas se desplegaban detrás de ella, creando una explosión de color contra el verde profundo del bosque. Nunca preguntaba qué los había llevado hasta allí ni por qué llevaban el peso del mundo sobre sus hombros. Ella ya lo sabía. Era la misma razón por la que todas las almas llegaban a su bosque. Buscaban esperanza, sanación, algo que encendiera el fuego que había en su interior y que se había apagado hacía mucho tiempo. La magia de Lyra no era como la de otros sanadores. No curaba huesos rotos ni enfermedades con pociones o hechizos. No, su magia era más simple que eso, pero más profunda. Le recordaba a la gente su propia luz interior, la llama que nunca se apagaba del todo, incluso cuando se sentían fríos y perdidos. —Mira —decía con un brillo travieso en los ojos, mientras extendía las manos con las palmas hacia arriba. Una pequeña llama, no más grande que la llama de una vela, aparecía en el centro de su palma, brillando suavemente—. ¿Ves esto? Eres tú. Puede que no parezca gran cosa ahora, pero dale un poco de aire, un poco de ánimo y... Con una rápida bocanada de aire, la llama se convertía de repente en una brillante explosión de luz, como un fuego artificial que se desatara en medio del bosque. Lyra sonreía y reía de nuevo, todo su ser brillaba de alegría. —¡Boom! Ahí está tu chispa. Nunca se ha ido, solo está esperando el momento adecuado para volver a encenderse. Los viajeros la observaban con asombro y, a veces, por primera vez en años, sonreían, tal vez hasta reían con ella. Y ese era el momento en que comenzaba la curación. El Fénix de la Renovación Pero Lyra no estaba sola en su papel de portadora de esperanza. Cerca de su corazón se encontraba una criatura legendaria: un pequeño y vibrante fénix llamado Solis , cuyas plumas brillaban con la misma energía radiante que las llamas de Lyra. Solis no era el típico fénix majestuoso e imponente. No, Solis era pequeño (no más grande que un gorrión), pero lo que le faltaba en tamaño lo compensaba con poder. —No dejes que su tamaño te engañe —decía Lyra con un guiño—. Solis podría quemar una montaña si realmente quisiera. Pero por suerte para nosotros, es un blando. Todo lo que quiere hacer es ayudarme a recordarle a la gente que la vida puede renacer, sin importar cuántas veces hayas sido reducido a cenizas. Solis gorjeaba en señal de acuerdo, saltando de la mano de Lyra al hombro de quien más necesitaba su calor. Y en ese momento, lo sentían: un profundo y reconfortante resplandor que se extendía por su pecho como los primeros rayos de sol después de un largo y oscuro invierno. El tipo de calidez que te hacía creer, aunque fuera solo por un segundo, que todo podía volver a estar bien. —¿Lo ven? —decía Lyra, dándoles empujoncitos con una sonrisa juguetona—. No están tan rotos como creen. Solo están... entre dos formas. Nos pasa a todos. Te desmoronas, te quemas, pero luego te levantas de nuevo. Así son las cosas. Así es el fuego. El visitante Un día, una mujer llamada Mira se topó con el Bosque Siempre Brillante, con el corazón apesadumbrado. Lo había perdido todo: su hogar, su familia, su propósito. Para ella, la vida era como una broma cruel, una de la que ya no tenía fuerzas para reírse. Vagaba sin rumbo, con la esperanza de que el bosque la devorara por completo y se llevara el dolor que la agobiaba. Pero en lugar de eso, encontró a Lyra. —¡Oh, Dios mío, otra más! —dijo Lyra, sin mala intención, cuando vio a Mira de pie al borde del claro, con la mirada baja y los hombros caídos—. Parece que has estado arrastrando una roca cuesta arriba durante demasiado tiempo. Entra, no seas tímida. Veamos qué podemos hacer para aligerar esa carga, ¿eh? Mira levantó la vista, confundida. —¿Quién... quién eres tú? —preguntó, su voz apenas era un susurro. Lyra flotó hacia ella, sus llamas proyectaban sombras cálidas y acogedoras sobre el suelo del bosque. —Oh, solo soy alguien a quien le gusta recordarle a la gente lo brillantes que son en realidad. Tú eres Mira, ¿verdad? Mira parpadeó sorprendida. “¿Cómo… cómo supiste mi nombre?” Lyra se rió y el sonido resonó como campanillas en el viento. —Oh, no necesito magia para eso. Solo tienes el aspecto de alguien que ha olvidado su propio nombre. Pero no te preocupes, estoy aquí para recordártelo. Lyra tomó la mano de Mira y la colocó suavemente sobre su propio pecho, donde descansaba la pequeña y brillante figura de Solis. “¿Sientes eso? Ese es el fuego de la renovación, el que has olvidado que está dentro de ti. Pero no te preocupes, todavía está allí. Simplemente has dejado que las cenizas se amontonen demasiado”. Mira sintió el calor de las plumas de Solis contra su palma y, por primera vez en mucho tiempo, sintió que algo se agitaba en su interior. Una chispa. No era mucho, solo un pequeño destello de algo que creía muerto hacía tiempo, pero era suficiente. Lo suficiente para hacerle creer, aunque fuera por un momento, que tal vez, solo tal vez, no estaba completamente perdida. Curación a través de la risa Lyra sonrió y abrió las alas. “¿Sabes qué es lo que realmente va a ayudar? La risa”. Mira levantó una ceja. “¿Risas? No me he reído en... No sé cuánto tiempo”. Lyra sonrió radiante y su pelo color fuego se agitó de emoción. —Pues entonces te espera un regalo. Porque la risa es la mejor manera de recordarte a ti misma que todavía vale la pena vivir, incluso cuando parece que todo se derrumba a tu alrededor. Es la magia curativa más poderosa que existe, ¿y lo mejor? Es gratis. Antes de que Mira pudiera protestar, Lyra la hizo girar y su risa fue contagiosa, lo que la hizo girar de una manera ridícula y liberadora a la vez. Bailaron bajo el dosel de árboles brillantes, con Solis cantando al compás y, lenta pero seguramente, Mira sintió que el peso que tenía en el pecho comenzaba a desaparecer. No se había ido, no del todo, pero era más ligero. Y por primera vez en años, una risa pequeña y temblorosa brotó del pecho de Mira. No fue mucho, pero algo fue algo. Lyra sonrió radiante, todo su ser brillaba de alegría. “¡Ahí está! Ese es el sonido de la vida que regresa a ti”. Las llamas del júbilo Mientras el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el bosque de tonos dorados y carmesí, Mira se sentó con Lyra y Solis, sintiendo una calidez que no había sentido en años. No sabía qué le deparaba el futuro ni si su dolor desaparecería por completo alguna vez, pero por ahora tenía algo que no había tenido en mucho tiempo: esperanza. —Recuerda —dijo Lyra suavemente, mientras los últimos rayos de luz se filtraban entre los árboles—, eres como este pequeño fénix. Puedes quemarte, puedes desmoronarte, pero resurgirás. Las llamas del júbilo están dentro de ti, esperando el momento de estallar en luz. Y cuando lo hagan, será glorioso. Mira asintió y una sonrisa se dibujó en sus labios. —Gracias, Lyra. Creo... creo que ahora puedo creerlo. Y mientras abandonaba el Bosque Siempre Brillante, sintiendo el calor del resplandor de Solis aún presente en su corazón, Mira supo que el camino que tenía por delante sería difícil. Pero ahora tenía una luz que la guiaba y una risa que la acompañaba en las noches más oscuras. Porque esa era la magia de Lyra, el espíritu de fuego del júbilo. Ella no solo reavivaba tu fuego, sino que te recordaba cómo reír mientras lo hacías. Si la llama alegre de Lyra y su mensaje de esperanza y renovación han encendido algo en ti, lleva un poco de esa magia a tu propio mundo con una selección de productos vibrantes. Para quienes disfrutan de la expresión creativa, el patrón de punto de cruz Flames of Jubilation te permite bordar la calidez y la energía del espíritu de Lyra en tu propia obra de arte. También puedes infundir en tu hogar y en tu vida diaria el brillo de la magia de Lyra. El tapiz añade un toque de color y vida a cualquier espacio, mientras que el cojín decorativo aporta comodidad y luminosidad a tu hogar. Para quienes están siempre en movimiento, el bolso de mano es perfecto para llevar contigo un recordatorio de alegría, y el rompecabezas ofrece una forma divertida de unir las piezas de la vibrante energía de las llamas. Ya sea que esté decorando, haciendo manualidades o simplemente buscando algo que le recuerde el fuego interior, estos productos le ayudarán a llevar las llamas del júbilo con usted, dondequiera que vaya.

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