
por Bill Tiepelman
Días de margaritas y retratos de mariquitas
El hada con la lente Mientras el sol dorado se ponía y teñía los campos de tonos ámbar, Trixie, la hada, se subió a una margarita, armada con su posesión más preciada: una cámara hecha a medida para hadas. Durante siglos, Trixie había sido la documentalista no oficial de Enchanted Glen, capturando sus peculiaridades, secretos y escándalos con todo el descaro y estilo de un paparazzi en una jungla de celebridades. Hoy, su misión era simple: capturar a la esquiva "Reina Mariquita" en toda su gloria de seis patas. —Quédate quieta, diva moteada —murmuró Trixie, ajustando su atención hacia la mariquita que se posaba delicadamente sobre el pétalo de margarita frente a ella—. No tengo todo el día, y mi espuma para el cabello tampoco. Sus rizos dorados brillaban a la luz del sol, unidos por una impresionante mezcla de polen encantado y pegamento de duendes, una fórmula que Trixie afirmaba que era "a prueba de lluvia, a prueba de viento y a prueba de chismes". La Reina Mariquita, tan majestuosa como siempre, no se inmutó. “¿Ya terminaste? Algunas de nosotras tenemos reinos reales que dirigir”, dijo, con sus antenas moviéndose ligeramente molestas. Trixie sonrió. “Oh, relájese, Su Majestad. No puede apresurar el arte. Y no pretendamos que no lo está disfrutando: su caparazón rojo brillante prácticamente grita 'influencer de Instagram'”. El giro inesperado Justo cuando Trixie estaba a punto de tomar la foto perfecta, una ráfaga de viento torció su cámara y la hizo caer sobre el pistilo de la flor. Aterrizó con una bocanada de polen y tosió dramáticamente. "¿En serio? ¿Me arriesgo a romperme las alas por esto? Debería haberme dedicado a vender pociones como quería mi madre". Antes de que la Reina Mariquita pudiera responder con una broma, el suelo bajo la margarita comenzó a temblar. Las dos intercambiaron miradas y olvidaron por un momento sus disputas. "Uh, ¿eso fue... un trueno?", preguntó Trixie, agitando nerviosamente sus alas. —¿Trueno? ¿En un día soleado? No seas ridícula —respondió la mariquita, pero su voz delataba un dejo de inquietud. El estruendo se hizo más fuerte, acompañado por el sonido de... ¿un chapoteo? Trixie miró por encima del borde de la margarita, con los ojos muy abiertos. —Oh, no. Él no. Cualquiera menos él. Entra la lombriz de tierra Una lombriz gigante emergió del suelo, su cuerpo viscoso brillaba a la luz del sol. “¡TRIXIEEE!”, gritó con una voz profunda y gorgoteante. “¡Cuánto tiempo sin verte!”. —Oh, dulce néctar, mátame ahora —gruñó Trixie—. Barry, ¿qué quieres? Barry, el gusano de tierra, era famoso en todo Glen por su amor platónico por Trixie, su total falta de límites personales y sus actuaciones de karaoke demasiado entusiastas. “Pasaba por aquí y pensé en saludarte. Además, ¿tienes esa mezcla de polen y purpurina que me encanta? Ya sabes, ¿la que hace que mis segmentos brillen?” La Reina Mariquita, que había estado observando el intercambio con una diversión apenas disimulada, finalmente intervino: “¿Y quién, dígame, es este... encantador?” Trixie puso los ojos en blanco. “Barry, el gusano que no entiende que “no” es una oración completa”. Barry sonrió radiante, sin darse cuenta del sarcasmo. “¡Qué bueno verte, Trixie! Oye, escribí un poema sobre ti. ¿Quieres escucharlo?” —Prefiero hacer gárgaras con baba de babosa —replicó Trixie, ajustando la correa de su cámara y preparándose para salir rápidamente. Pero antes de que pudiera irse, Barry comenzó a recitar, y su voz retumbante hizo temblar los pétalos: “Oh, Trixie, con tus alas tan hermosas, ¡tu belleza hace que los gusanos se detengan y te miren! Desde tus rizos hasta tu mirada tan vivaz, ¡haces que este gusano sea… extremadamente feliz!” La reina mariquita se echó a reír. “Tengo que admitir que fue… terrible, pero entretenido”. La gran escapada Trixie decidió que ya había soportado suficiente humillación por un día, extendió sus alas iridiscentes y se preparó para emprender el vuelo. “Bueno, Barry, por mucho que me encantaría quedarme y escuchar tu... sentida poesía, tengo una foto que tomar y una vida que vivir. ¡Adiós!” Se elevó por los aires, dejando atrás a la margarita, a la mariquita y al gusano enamorado. La reina mariquita la llamó: "¡No olvides enviarme las pruebas! ¡Necesito tu aprobación antes de publicar algo!". Trixie no se detuvo hasta llegar a la seguridad de su roble favorito. Mientras se posaba en una rama para recuperar el aliento, murmuró para sí misma: "Otro día más en Glen. Tal vez debería dedicarme a la venta de pociones". Ella miró su cámara y sonrió. “Pero, de nuevo, ¿dónde está la diversión en eso?” La moraleja de la historia Algunos días están llenos de aventuras, reencuentros inesperados y poesía cuestionable. Pero si eres el hada Trixie, aprendes a tomarlo todo con calma, con un ingenio agudo, una buena dosis de descaro y una cámara para capturar el caos. Lleva la magia a casa Si la divertida aventura de Trixie te hizo sonreír, ¿por qué no llevar un toque de su mundo encantado al tuyo? Celebra el encanto de "Daisy Days and Ladybug Portraits" con productos exclusivos de nuestra colección: Tapiz : agrega un impresionante tapiz de gran formato de este momento mágico a tu pared para lograr vibraciones caprichosas instantáneas. Impresión en lienzo : perfecta para capturar el brillo de la escena con un estilo atemporal, lista para colgar e iluminar cualquier habitación. Rompecabezas : Une las piezas de magia con un encantador rompecabezas que presenta al hada, la mariquita y la margarita dorada. 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