dragon legend origins

Cuentos capturados

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Nestled in a Rainbow's Embrace

por Bill Tiepelman

Ubicado en el abrazo de un arcoíris

La tormenta había pasado hacía horas, pero el bosque todavía temblaba a su paso. Una espesa niebla se enroscaba alrededor de los robles centenarios y el aire transportaba el olor terroso del musgo empapado por la lluvia. Elara se ajustó más la capucha; la tela carmesí contrastaba vivamente con los verdes y marrones apagados. El mapa que tenía en la mano era casi ilegible ahora, la tinta estaba manchada por la lluvia incesante. Sin embargo, siguió adelante. No tenía otra opción. —Un corazón de fuego duerme bajo el arcoíris —susurró la anciana, con su voz crepitante como hojas secas. Elara sabía que no era una metáfora. No en esta tierra de mitos susurrados y caminos prohibidos. Lo que les esperaba podría salvar a su hermano... o condenarlos a ambos. Caminó con cuidado sobre raíces retorcidas y sus botas se hundieron en la tierra húmeda. El bosque estaba extrañamente silencioso. No se oían los cantos de los pájaros, ni el susurro de las hojas, solo el tenue hilillo de agua que caía de las ramas. Y entonces lo vio: un tenue brillo en la distancia, colores arremolinándose como aceite sobre agua. Su pulso se aceleró. —La cuna del arcoíris —murmuró, mientras su aliento se nublaba en el aire frío. Olvidó el mapa, que quedó arrugado en su puño mientras seguía adelante. La luz se hizo más fuerte, latiendo con un ritmo casi hipnótico. No era solo un arcoíris. Estaba vivo. El nido del dragón Elara salió a un claro y se quedó sin aliento. El arcoíris no estaba en el cielo, sino que estaba en el suelo, con su luz iridiscente emitiendo un resplandor etéreo. En el centro había un nido tejido, intrincado e increíblemente delicado. Y en el nido, entre los colores que se arremolinaban, había una criatura sobre la que solo había leído en las leyendas. El dragoncito no era más grande que un gato doméstico, sus escamas eran de un rosa luminoso que brillaba con cada subida y bajada de su diminuto pecho. Las alas, translúcidas y venosas como las de una mariposa, estaban cuidadosamente plegadas contra sus costados. Dormía, ajeno a su presencia, con la cola enroscada sobre sí misma en una espiral perfecta. El corazón de Elara se aceleró. Era eso: el Corazón de Fuego. Pero no era una piedra preciosa ni un tesoro. Era una criatura viva que respiraba. Sintió una punzada de culpa mientras buscaba el pequeño frasco de vidrio que llevaba en el cinturón. La tintura que contenía sedaría al dragoncito el tiempo suficiente para que ella pudiera sacarlo del bosque. El tiempo suficiente para canjearlo por la cura que su hermano necesitaba tan desesperadamente. Mientras destapaba el frasco, un gruñido bajo retumbó en el claro. Elara se quedó paralizada. El aire se volvió pesado, cargado de una energía invisible. Lentamente, se dio la vuelta. El guardián despierta Surgió de entre las sombras como una pesadilla hecha carne. La madre dragón era enorme, sus escamas de un rosa más oscuro y feroz que bordeaba el carmesí. Sus ojos, de oro fundido, se clavaron en Elara con una intensidad aterradora. De sus fosas nasales salía humo en volutas y sus garras se hundían en la tierra a medida que avanzaba. —Tranquila —susurró Elara con voz temblorosa. Dejó caer el frasco y levantó las manos, el gesto universal de rendición—. No quiero hacerle daño. Solo... El dragón rugió, un sonido que hizo temblar los árboles e hizo que los pájaros huyeran de sus escondites. Elara se tambaleó hacia atrás, con los oídos zumbando. Las alas de la madre se desplegaron, ocultando la luz brillante del arcoíris. Estaba atrapada. La mente de Elara trabajaba a toda velocidad. No podía luchar contra un dragón y correr no tenía sentido. Su mano rozó la pequeña bolsa que llevaba en la cintura. Dentro había un único frasco de extracto de matadragones, lo suficientemente potente como para derribar incluso a una criatura de ese tamaño. Pero usarlo significaría matar a la madre. Y sin ella, el bebé no sobreviviría. Una apuesta desesperada —Por favor —dijo Elara con la voz quebrada. Cayó de rodillas y se obligó a mirar al dragón a los ojos—. No quiero hacerte daño ni a ti ni a tu hijo, pero mi hermano se está muriendo. Necesita el Corazón de Fuego. Yo lo necesito. Los ojos dorados del dragón parpadearon y su gruñido se suavizó hasta convertirse en un retumbar bajo. Por un momento, Elara creyó ver algo... ¿comprensión, tal vez? ¿O era su imaginación? Antes de que pudiera reaccionar, la dragona se movió. En un rápido movimiento, metió sus enormes garras en el nido y arrancó una escama del dragón dormido. El bebé se movió pero no se despertó, su pequeño hocico se movió mientras se acurrucaba más profundamente en el calor del arcoíris. La madre dragón extendió la escama hacia Elara, con su mirada firme. Elara dudó un momento y luego extendió la mano con manos temblorosas. La balanza estaba caliente y latía débilmente con una luz interior. Era suficiente. Tenía que serlo. El precio de la misericordia Mientras estaba de pie, agarrando la escama contra su pecho, el dragón resopló, un sonido casi de aprobación. La luz del arcoíris comenzó a desvanecerse, el claro se oscureció. Elara retrocedió lentamente, sus ojos nunca dejaron de mirar a la madre dragón hasta que el bosque la tragó una vez más. Corrió entre los árboles, sobre raíces y rocas, hasta que sus pulmones ardieron y sus piernas amenazaron con ceder. Cuando finalmente llegó al borde del bosque, los primeros rayos del alba se asomaban en el horizonte. En su mano, la balanza brillaba débilmente, un faro de esperanza. Su hermano viviría, pero cuando miró hacia atrás, al bosque oscuro y silencioso, no pudo quitarse de encima la sensación de que había dejado atrás una parte de sí misma, acurrucada en el abrazo de un arcoíris. Lleva la magia a casa ¿Te inspira el encantador cuento de “Nestled in a Rainbow's Embrace” ? Ahora puedes incorporar este momento mágico a tu vida cotidiana con productos asombrosos que presentan esta obra de arte: Tapiz - Adorna tus paredes con los tonos vibrantes del arco iris y la suave serenidad del dragón dormido. Impresión en lienzo : una pieza atemporal para cualquier espacio, que da vida a la magia de la cuna del arcoíris. Rompecabezas : sumérgete en los intrincados detalles mientras reconstruyes esta escena mítica. Tote Bag - Lleva un toque de fantasía contigo dondequiera que vayas. Deja que la magia de esta historia y esta obra de arte te inspiren todos los días. Explora la colección completa aquí .

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Inferno Meets Eden

por Bill Tiepelman

El infierno se encuentra con el Edén

En la última noche del año, cuando el mundo contiene la respiración esperando el amanecer de un nuevo comienzo, las fuerzas ancestrales despiertan. Mucho antes de las cuentas regresivas y los fuegos artificiales modernos, en la víspera de Año Nuevo se desató una batalla entre dos fuerzas primordiales: el Infierno y el Edén. Su enfrentamiento es a la vez una advertencia y una bendición, una historia que se cuenta en susurros de generación en generación, pero que rara vez se comprende. El despertar A medida que el año viejo se acerca a su fin, se forma un desgarro en el tejido del mundo. Oculto bajo la superficie de la tierra, en una caverna de fuego fundido y raíces enredadas, Inferno se agita. Su cuerpo está forjado con piedra negra agrietada, y palpita con vetas brillantes de magma que fluyen como sangre. Sus ojos brillan con hambre de destrucción, quemando los restos de lo que ya no sirve al mundo. Se alza con un rugido atronador, sacudiendo las montañas y agrietando la tierra. “Ha llegado el momento”, gruñe, su voz resuena con un poder primigenio. “Lo viejo debe arder. Lo que está muerto debe ser olvidado. Lo que es débil debe perecer”. Desde el lado opuesto de la caverna, Eden despierta. Su cuerpo es un tapiz de verdes vibrantes y azules relucientes, su cabello un bosque en cascada de musgo y enredaderas. Pequeños pájaros e insectos brillantes revolotean a su alrededor, y arroyos de agua cristalina caen de las yemas de sus dedos. Sus ojos son tranquilos pero penetrantes, un recordatorio de que la vida es tan frágil como resistente. —Siempre te apresuras a destruir, hermano —dice Edén, dando un paso adelante. Su voz es suave pero firme, llena de autoridad silenciosa—. Pero la destrucción por sí sola es hueca. Si todo lo que dejas son cenizas, ¿quién crecerá de ellas? Inferno gruñe y sus garras raspan el suelo rocoso. “Y tú, hermana, ahogarías el mundo en tu crecimiento infinito. Sin fuego, no hay lugar para la vida. Sin muerte, no hay renacimiento”. —Veamos entonces, como hacemos cada año —responde Edén, con tono firme—. Probemos el equilibrio. La danza eterna Las dos fuerzas entran en la enorme caverna, que se transforma en un campo de batalla sin límites. Sobre ellos, el cielo se divide en dos: una mitad resplandece con fuego, la otra brilla con luz esmeralda y azul. El aire vibra con tensión mientras Inferno carga, sus garras dejan rastros de roca fundida a su paso. Eden se mueve con gracia, sus pasos hacen brotar flores y árboles que crecen en un instante, solo para ser quemados por el calor de Inferno. Cuando él se lanza hacia ella, ella levanta una mano y una pared de enredaderas surge del suelo, bloqueando su camino. Las enredaderas chisporrotean y arden, liberando una nube de vapor fragante. —¿Lo sientes, Infierno? —pregunta Edén, su voz se escucha por encima del crepitar de las llamas—. ¿Las semillas enterradas en tus cenizas? Brotan incluso ahora, en medio de tu furia. El infierno ruge y desata una ola de fuego que abrasa el campo de batalla. “¿Y tú sientes esto, Edén? Tu precioso crecimiento no puede soportar mis llamas para siempre. Tus árboles se marchitan, tus ríos hierven. Todo debe terminar”. Edén avanza sin miedo y su mirada se cruza con la de él. —Sí, hermano, todo debe terminar. Pero tú olvidas que cada final es un comienzo. De tu destrucción, yo traigo vida. Sin mí, tu fuego no tiene sentido. Inferno hace una pausa y entrecierra sus ojos derretidos. Por un momento, la caverna queda en silencio, salvo por el siseo del vapor y el crepitar de las brasas. “Y sin mí”, gruñe, “tu crecimiento ahogaría al mundo. Lo sofocarías con raíces interminables, ahogándolo en tu abundancia sofocante”. —Tal vez —dice Edén, con una leve sonrisa en los labios—. Por eso nos necesitamos el uno al otro. Por eso el mundo nos necesita a los dos. La lección del equilibrio La batalla continúa, cada golpe y contragolpe pinta el campo de batalla con fuego y vida. Las llamas del Infierno consumen el bosque que Edén creó, pero de las cenizas brota nueva vida. Los ríos de Edén extinguen su furia ardiente, pero el vapor se eleva y se condensa en tormentas que alimentan su crecimiento. Es un equilibrio que ninguno puede romper, aunque ambos lo intentan cada año. A medida que el reloj se acerca a la medianoche, Inferno avanza y libera una última y devastadora ola de fuego que consume todo el campo de batalla. Por un momento, todo queda en silencio y el mundo se baña en un extraño resplandor naranja. Luego, del suelo carbonizado surge un único brote verde. Crece rápidamente y se convierte en un árbol que se extiende hacia los cielos, con sus raíces entrelazadas con el núcleo fundido de Inferno. Las dos fuerzas se detienen y sus miradas se encuentran. “Y así, todo vuelve a empezar”, dice Edén suavemente, apoyando la mano en la corteza del árbol. “Lo viejo deja paso a lo nuevo”. Inferno se ríe entre dientes, con un sonido profundo y retumbante. “Siempre encuentras la manera, hermana. Pero un día, tal vez mis llamas ardan con tanta fuerza que ni siquiera tú podrás recuperarte”. —Quizás —responde Edén, con su voz como el susurro de las hojas en el viento—. Pero hasta ese día, seguiré creciendo. Y también lo hará el mundo. El amanecer de un nuevo año Cuando el reloj marca la medianoche, el campo de batalla desaparece y el mundo vuelve a su tranquilo letargo. Los fuegos artificiales iluminan el cielo, un tributo a las llamas del Infierno. Los gritos y las risas resuenan en el aire, una celebración de la promesa de renovación del Edén. La leyenda del Infierno y el Edén ha sido olvidada por la mayoría, pero su lección perdura en los corazones de todos los que celebran el Año Nuevo. Es un momento para reflexionar, liberarse y crecer. Para abrazar la pasión ardiente del cambio mientras se nutren las semillas de la esperanza. Porque sin destrucción y renovación, no puede haber progreso ni vida. Y así, el ciclo continúa, año tras año, mientras el Infierno y el Edén realizan su danza eterna, recordando al mundo el delicado equilibrio entre el caos y la creación. Feliz Año Nuevo, donde el Infierno se encuentra con el Edén, y el pasado da paso al futuro. Dale vida a la leyenda Celebre el equilibrio eterno de la destrucción y la renovación con productos exclusivos inspirados en la leyenda del Infierno y el Edén. Ya sea que desee adornar su espacio o llevar consigo un pedacito de esta historia atemporal, estos artículos son la manera perfecta de encarnar el espíritu de transformación y crecimiento. Tapiz Inferno Meets Eden : transforma cualquier pared en una obra maestra con esta sorprendente representación del choque elemental. Impresión en lienzo : una obra de arte audaz y duradera que captura la pasión ardiente y la exuberante serenidad de la historia del dragón. Bolso de mano : lleva la leyenda contigo dondequiera que vayas con este diseño ecológico y artístico. Impresión en madera : una forma rústica y única de mostrar el poder y la armonía del Infierno y el Edén. Haga clic en los enlaces de arriba para explorar la colección y encontrar la pieza perfecta para inspirar su viaje hacia el Año Nuevo.

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The Dragon of the Christmas Grove

por Bill Tiepelman

El dragón del bosque navideño

Mucho antes de que Papá Noel engordara y los elfos se sindicalizaran para tener mejores descansos comiendo bastones de caramelo, había otra historia de magia navideña: una leyenda enterrada en lo profundo de los bosques helados y susurrada solo en las noches más largas y frías. El principio del fin… o algo así Una mañana de diciembre con una resaca decidida, el mundo casi se acaba. Verás, los humanos, siendo humanos, arruinaron la Navidad sin querer. Alguien intentó invocar un "espíritu navideño" con demasiadas velas de Pinterest, una pizca de clavo y un conjuro en latín que pronunció totalmente mal. En lugar de un acogedor milagro de Hallmark, el hechizo abrió una grieta brillante en el universo y de allí surgió un dragón. No era un dragón metafórico. No era un dragón lindo y de dibujos animados para el que tejerías suéteres. Oh, no. Este dragón era glorioso y también un poco molesto . Sus escamas brillaban con un verde y rojo feroz, tan festivo que parecía que debería estar sentado en la parte superior de un árbol. En cambio, se posó sobre los restos destrozados de su huevo gigante de adorno y dijo, con una voz profunda y áspera: “ ¿QUIÉN ME CONVOCÓ? ” El bosque quedó en silencio. Hasta las ardillas se detuvieron a mitad de la nuez. En algún lugar, un muñeco de nieve se desmayó. Lamentablemente, la respuesta fue: nadie. Como ocurre con la mayoría de los problemas humanos, la invocación había sido un esfuerzo de grupo que involucró a Karen, de Recursos Humanos, con sus payasadas en la fiesta de fin de año y la terrible idea de Greg de crear un "momento de hoguera pagana". —Uf —dijo el dragón, mirando a su alrededor con ojos que parpadeaban como luces de Navidad estropeadas—. ¿En qué siglo estamos? ¿Por qué todo huele a menta y arrepentimiento? Entra: Un héroe (por así decirlo) Aquí es donde entra en escena Marvin. Marvin no era valiente. No era guapo. Ni siquiera estaba particularmente sobrio. Era solo un tipo que se había adentrado en el bosque después de que sus primos asaran su horrible suéter navideño. Marvin, agarrando su ponche de huevo medio vacío, se topó con el dragón. —Vaya —dijo Marvin—. Es… es un lagarto enorme. —¿Disculpe? —dijo el dragón, moviendo las alas de forma espectacular. Marvin lo miró con los ojos entrecerrados y se tambaleó un poco. “¿Eres una especie de metáfora del capitalismo?” —¡SOY CALDERYX, DESTRUCTOR DE MUNDOS! —rugió el dragón, mientras los copos de nieve giraban salvajemente a su alrededor—. Y POSIBLEMENTE UN MILAGRO FESTIVO, SI JUEGAS BIEN TUS CARTAS. Marvin frunció el ceño y pensó mucho: “Entonces… ¿estás aquí para arruinar la Navidad?” —Oh, no —respondió Caldyrex—. Estoy aquí para arreglarlo . La humanidad claramente ha olvidado cómo celebrar como es debido. La han convertido en suéteres baratos, pastel de frutas tibio y villancicos terribles cantados en tonos nasales agudos . Marvin parpadeó. “Sí, eso es coherente”. El plan de reforma de la Navidad del Dragón Lo que siguió fue la Nochebuena más extraña de todos los tiempos. Con Marvin como su compañero de ala reacio, Caldyrex instituyó su Gran Reforma Navideña , o como lo llamó Marvin, "Festivus para los Condenados". Paso 1: Prohibir la canción “Feliz Navidad” después de su tercera repetición. Paso 2: Derrite cada pastel de frutas en un pozo de lava pegajoso por si acaso. Paso 3: Reemplaza la falsa alegría navideña con algo mejor . —¿Qué es mejor? —preguntó Marvin confundido. Caldyrex exhaló una columna de fuego que encendió un pino cercano y lo convirtió en un espectáculo de luz y sombras. “ Caos. Y también verdadera alegría. ¿Alguna vez has visto a alguien abrir un regalo inesperado y gritar '¿CÓMO LO SABÍAS?' Eso es Navidad, Marvin. ESO ES MAGIA”. Marvin no podía discutir eso. El final sorpresa A medianoche, Caldyrex declaró que su misión había sido completada. La gente de todo el pueblo se despertó y encontró misteriosos regalos personalizados en sus porches. Karen, de Recursos Humanos, recibió auriculares con cancelación de ruido. Greg recibió un diccionario de latín y una orden de restricción contra todas las hogueras. ¿Y Marvin? Marvin se despertó en su sala de estar con un suéter nuevo que decía “El humano favorito del dragón”. Sonrió, a pesar de sí mismo. En cuanto a Caldyrex, el dragón regresó a su huevo ornamental con un suspiro de satisfacción. —Hasta el año que viene, Marvin —dijo, desapareciendo en un estallido de luz dorada—. Mantén viva la magia. Marvin levantó su ponche de huevo a modo de saludo. “Feliz Navidad, grandullón”. La moraleja de la leyenda Desde entonces, cada Navidad, la leyenda de Caldyrex se ha difundido en tonos suaves y ligeramente alegres. Si tus vacaciones te parecen demasiado predecibles (si has escuchado “Jingle Bell Rock” demasiadas veces), busca un adorno brillante que parezca tararear con su propia calidez. Porque a veces la magia de la Navidad no es suave y brillante. A veces, es un dragón que te grita que lo hagas mejor. Y honestamente, probablemente lo merecemos. Trae la leyenda a casa Si te enamoraste de la historia de Caldyrex, el dragón del bosque navideño , puedes darle un poco de magia (y alegría navideña sarcástica) a tu hogar. Explora estos productos destacados inspirados en la escena legendaria: Tapiz: Transforma tus paredes con el brillo y la grandeza del Dragón de Navidad. Impresión en lienzo: una impresionante obra maestra para capturar la magia durante todo el año. Rompecabezas: arma la leyenda, una escama brillante a la vez. Tarjeta de felicitación: Envíe un poco de caos navideño con un mensaje aprobado por un dragón. Celebre la temporada con un toque de magia y fuego. Caldyrex lo aprobaría.

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A Dragon's First Breath

por Bill Tiepelman

El primer aliento de un dragón

Hay pocas cosas más inspiradoras que el nacimiento de una leyenda. Pero las leyendas, al igual que los dragones, rara vez llegan al mundo de manera silenciosa. El huevo estaba sobre un pedestal de piedra, su superficie era una obra maestra de tallas ornamentadas que parecían menos obra del tiempo y más obra de un artesano con inclinación por la belleza y la fantasía. Enredaderas de delicadas flores y espirales envolvían la cáscara, como si la naturaleza misma hubiera decidido proteger el tesoro que había dentro. La habitación estaba en silencio, salvo por el débil zumbido de magia que latía en el aire: un ritmo antiguo, lento y constante, como si el mundo mismo estuviera conteniendo la respiración. Entonces ocurrió. Un crujido. Comenzó como un susurro, un leve chasquido, cuando una única fractura, del tamaño de un cabello, atravesó la superficie del huevo. De la fractura, comenzó a salir una suave luz dorada que iluminó la cámara con un resplandor cálido y etéreo. La grieta se ensanchó y, de repente, con una explosión de fuerza, una garra —pequeña, pero inconfundiblemente afilada— atravesó la cáscara. —Bueno, ya era hora —murmuró una voz desde las sombras. El que hablaba, un mago anciano con una barba que había pasado por muchos años y una túnica que había visto muy pocos lavados, se acercó al huevo—. Tres siglos de espera y decides hacer tu entrada mientras estoy en medio del desayuno. El típico momento oportuno de los dragones. El dragón no prestó atención a los gruñidos del mago. Su objetivo era único e instintivo: la libertad. Otra garra atravesó el caparazón, seguida de un delicado hocico cubierto de brillantes escamas rosas y blancas. Con un último empujón, el dragón emergió, con las alas desplegadas en una nube de polvo dorado. Parpadeó una vez, dos veces, con los ojos muy abiertos y llenos del tipo de asombro que solo pueden poseer los verdaderos recién nacidos. —Ah, ahí estás —dijo el mago, suavizando el tono a pesar suyo—. Un poco más pequeño de lo que esperaba, pero supongo que incluso los dragones tienen que empezar por algún lado. —Entrecerró los ojos para mirar al dragón, que ahora inspeccionaba sus alrededores con una mezcla de curiosidad y un leve desdén, como si no le impresionara la decoración del mago—. No me mires así. Tienes suerte de haber nacido aquí y no en la guarida de algún bandido. ¡Este lugar tiene historia! El dragón estornudó y una pequeña bocanada de humo escapó de sus fosas nasales. El mago dio un paso atrás apresuradamente. —Bueno, no hace falta empezar con el fuego. Ya hablaremos de eso más tarde —murmuró, mientras apartaba el humo con un gesto de la mano—. Veamos, necesitarás un nombre. Algo grandioso, algo que infunda miedo en los corazones de tus enemigos... o al menos haga que los aldeanos sean menos propensos a arrojarte piedras. ¿Qué tal... Corazón de Llama? El dragón inclinó la cabeza, poco impresionado. —Está bien, está bien. Es demasiado cliché. ¿Qué tal… Blossom? El dragón resopló y una pequeña brasa aterrizó peligrosamente cerca de la túnica del mago. —¡Está bien, está bien! No hace falta ser dramático. ¿Qué tal Auriel? Un poco de elegancia, un toque de misterio. Sí, pareces una Auriel. Auriel, como si estuviera considerando el nombre, extendió las alas. Brillaron en la luz dorada, un tapiz de tonos suaves que parecía cambiar y brillar con cada movimiento. Por un momento, incluso el mago se quedó en silencio. El dragón, apenas del tamaño de un gato doméstico, de alguna manera dominaba la habitación con la presencia de algo mucho más grande. Era como si el universo mismo se hubiera detenido para reconocer esta vida pequeña pero significativa. —Harás grandes cosas —dijo el mago en voz baja, con una sinceridad poco común—. Pero hoy no. Hoy comerás, dormirás y descubrirás cómo volar sin romper todo lo que esté a tu paso. Como si estuviera de acuerdo, Auriel dejó escapar un pequeño rugido, un sonido que era a la vez adorable y lamentablemente pequeño. El mago se rió entre dientes, una risa profunda y cordial que resonó por toda la cámara. Por primera vez en siglos, sintió esperanza. No del tipo fugaz que viene y se va con un pensamiento pasajero, sino del tipo profundo e inquebrantable que se instala en los huesos y se niega a irse. —Vamos —dijo el mago, volviéndose hacia la puerta—. Vamos a traerte algo de comer. Y por el amor de la magia, intenta no prender fuego a nada. El dragón trotó tras él, con pasos ligeros pero llenos de propósito. Detrás de ellos, el huevo roto yacía olvidado, su cáscara adornada era un testimonio silencioso del comienzo de algo extraordinario. Cuando salieron de la cámara, una luz dorada permaneció en el aire, como si la magia misma supiera que ese no era un día común. Al fin y al cabo, las leyendas no nacen, se hacen. Pero todas ellas comienzan en algún lugar. Y para Auriel, empezó aquí, con una grieta, un suspiro y la promesa de un mundo aún por conquistar. Lleva el “primer aliento de un dragón” a tu hogar Captura la magia y la maravilla del viaje de Auriel con productos asombrosos que muestran esta encantadora obra de arte. Ya sea que estés buscando decorar tu hogar o llevar contigo un trocito de fantasía, tenemos lo que necesitas: Tapiz - Transforma tus paredes con el majestuoso brillo de este dragón mágico. Impresión en lienzo : da vida a la leyenda con un lienzo de primera calidad que irradia elegancia. Almohada decorativa : agregue un toque de encanto mítico a su espacio vital con esta acogedora y decorativa pieza. Bolso de mano : lleva la magia contigo dondequiera que vayas con este elegante y duradero bolso de mano. Cada artículo está elaborado con cuidado y diseñado para darle vida a la historia de "El primer aliento de un dragón" en tu mundo cotidiano. Explora estos productos y más en Unfocussed Shop .

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