Flight Between Warmth and Winter

Vuelo entre el calor y el invierno

Las alas de la mariposa batían en silencio, un frágil destello atrapado entre dos mundos. A su izquierda, una calidez irradiaba del resplandor otoñal que se desvanecía; los árboles resplandecían en tonos naranja quemado y carmesí, proyectando sombras largas y suaves. A su derecha, el frío del invierno se cernía sobre ella, una etérea luz azul que escarchaba las ramas, cada ramita quebradiza bajo una capa de hielo. Los sintió a ambos: el fuego y la escarcha, el anhelo y el silencio, el recuerdo del calor y la seducción de la quietud.

Durante siglos, había conocido esta danza, moviéndose de una estación a otra. Su vuelo nunca era recto; se desviaba, se deslizaba, se hundía, como una hoja atrapada en un viento invisible. Sabía que cada ráfaga que la arrastraba era una invitación, pero su viaje no era sencillo ni sin rumbo. Su camino estaba marcado por el deseo de encontrar ese lugar, ese fugaz instante en que el calor del otoño se encontraba con el frío del invierno, donde el fuego no quemaba ni el hielo se rompía. Allí, en esa silenciosa grieta, creía, estaba la paz.

Sin embargo, la paz era una promesa que jamás pudo alcanzar del todo. Cada año, al caer las hojas de otoño y caer la primera nieve, sentía un anhelo inmenso en su frágil pecho. Era luz y sombra, fuego y escarcha, y aunque sus alas la llevaban a través de cada reino, no pertenecía a ninguno. Su corazón dolía con un anhelo eterno, la necesidad de comprender su lugar en el mundo, un mundo en constante cambio, pasando del calor al frío, de la luz a la sombra.

Su viaje no estuvo exento de cicatrices. Cada estación dejaba su huella, un sutil cambio en los tonos de sus alas, un leve cambio en el ritmo de su vuelo. Era resiliente, pero cada cambio la consumía. Había visto a otras, otras mariposas que no se debatían entre mundos. Se asentaban, descansando sobre las flores o desafiando la escarcha, en su hogar en la estación elegida. Pero ella no podía aquietarse, no podía anclarse en un tiempo, en un lugar.

Al caer el crepúsculo, proyectando un púrpura amoratado sobre el cielo, aterrizó en la rama de un árbol que se alzaba en el límite de ambos reinos. Una mitad del árbol estaba estéril, con sus ramas despobladas y esqueléticas, testimonio del ardiente fin del otoño. La otra mitad estaba cubierta de escarcha, cada hoja rebosaba de plata brillante. Descansó allí, sintiendo el profundo dolor en sus alas, la carga del vuelo interminable, del anhelo sin respuesta.

En ese silencio, se atrevió a cerrar los ojos, dejando que las sensaciones la invadieran: el frío penetrante, el calor persistente. Pensó en los muchos ciclos que había presenciado, los nacimientos y las muertes, los colores salvajes desvaneciéndose en grises apagados. Pensó en las vidas que había tocado, los lugares que había visto, y se preguntó si tal vez su lugar no estaba en encontrar la paz, sino en el acto mismo de buscarla.

Con un ligero escalofrío, abrió los ojos y se encontró rodeada de un tenue resplandor. El árbol, al borde de las estaciones, parecía latir con una vida serena y ancestral. La escarcha y el fuego coexistían en delicada armonía, sin dominarse mutuamente, cada uno vibrante y quieto. Podía sentirlo, un susurro en la quietud, un mensaje de que todo lo que buscaba estaba allí, en lo liminal, en el equilibrio entre dos fuerzas.

Extendió sus alas, sintiendo cómo la calidez del otoño se fundía con el gélido frío del invierno, y se elevó en el aire. Por primera vez, voló sin resistencia, abrazando ambas facetas de sí misma: el fuego y la escarcha, la esperanza y el anhelo. No pertenecía a un mundo ni al otro, sino a la unión donde se encontraban. Era el puente, la mariposa capaz de transportar tanto el calor como el frío, portadora de la promesa de que en algún lugar, en cada estación que pasa, yacía un momento de quietud.

Y con eso, se elevó, una chispa contra el crepúsculo, una criatura de ambas estaciones y de ninguna. Llevaba consigo el susurro de las hojas otoñales y los secretos del frío invernal, un testimonio viviente de la esperanza, del anhelo y de la belleza de abrazar la luz y la sombra.


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Flight Between Warmth and Winter  Art Prints

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